ECS_2016

ECS: crisis management and governance issues


International affairs, Public policy, Communications & Marketing issues from an innovative perspective

El próximo 14 de Abril de 2013 el pueblo venezolano decidirá en las urnas a su candidato presidencial más competente. Como Presidente en funciones (‘Presidente encargado’), Maduro se tiene que enfrentar con la ácida realidad de la oposición de Henrique Capriles que, en opinión de un amplio porcentaje del electorado, le queda grande y para la cual no está preparado.


Nicolás Maduro
Nicolás Maduro
Actualmente, el margen de Nicolás Maduro, desde el fallecimiento de Hugo Chávez, se ha reducido a ocho puntos. Aun así, el 55,3% del electorado venezolano elegiría a Maduro para que dé continuidad al legado del comandante Chávez: un híbrido intangible entre revolución cubana y liberación populista. De hecho, si Maduro logra potenciar su estrecha relación esotérica con el santificado líder Chávez y la transición al socialismo, posiblemente el margen supere un prometedor 57%. Obviando las criticadas excentricidades de Maduro; los ‘pajaritos chiquiticos’ que acaban de protagonizar su reciente visita a Barinas; y su paroxismo al culto chavista, hemos de reconocer que el chavismo se ha posicionado como la identidad política dominante en Venezuela, cargado de realismo mágico, héroes míticos y simbología febril. Como apunta el ex presidente brasileño L. I. Lula da Silva, afín a la causa chavista, “Maduro no tiene el carisma de Chávez, pero se encuentra en condiciones de continuar con su Gobierno”.

Henrique Capriles
Henrique Capriles
Una vez que Maduro tome el poder, lo cual parece el escenario más probable, su equipo de Gobierno ha de aplicar medidas con carácter de urgencia en tres frentes claves para afrontar eficazmente la crisis económica del país: 1) el petróleo, a fin de promover nuevas inversiones que resultan vitales en el sector –recordemos que Venezuela es el quinto país exportador de petróleo del mundo, con la primera reserva de crudo pesado. De fomentar la inversión privada foránea (coexistiendo con la China), se podrían alcanzar los objetivos del Plan estratégico de Petróleos de Venezuela (PDVSA) para obtener 5M de barriles diarios en 2015 y 6,5M en 2020; 2) el sistema cambiario, que permita agilizar la concesión de divisas. El rígido control de cambio/s existente en Venezuela desde 2003 sitúa el coste oficial del dólar USA en 6,3 bolívares, desde su reciente devaluación en febrero 2013. No obstante, en el mercado paralelo, el cambiario puja hacia un valor neto de 25 bolívares. Analistas internacionales auguran una ‘devaluación encubierta’ al cierre de la campaña electoral. El nuevo mecanismo, otorgará dólares a un precio más alto que el oficial, lo cual incrementaría la corrosiva devaluación; y 3) el déficit fiscal, que podría generar la implantación de nuevos impuestos, sumidos en la incipiente austeridad económica. Abordar el déficit con pragmatismo presenta dos opciones: solicitar financiación a los bancos nacionales e internacionales y / o emitir bonos del Banco Central de Venezuela (BCV) y la omnipresente PDVSA, algo que, a medio plazo, resulta un modo alternativo de endeudar al Estado.

electorado venezolano en un evento masivo días antes de acudir a las urnas
electorado venezolano en un evento masivo días antes de acudir a las urnas
Dentro del contexto del inminente resultado electoral del día 14, y respaldado por la sombra escatológica de 14 años de autocracia del régimen del idolatrado expresidente Hugo Chávez, la actitud de Maduro durante la actual campaña evidencia que carece de talento suficiente para transmitir un mensaje coherente que empatice con el electorado. Sin la figura polarizante de Chávez y habiendo consumido parte de la esencia histriónica de su particular ‘revolución bolivariana’, el pueblo venezolano ahora ha de asumir los desafíos de una renovada agenda, donde prime una democracia participativa sólida, compuesta por instituciones emancipadas del Gobierno central, en la cual los líderes electos rindan cuentas a sus ciudadanos con transparencia; comprometida con la integración Latinoamericana.

Nota editorial: el presente artículo de opinión se ha publicado con fecha 10.04.2013 en el soporte colombiano El Espectador v. online / impresa (difusión 1.850.400 lectores, Colombia / LatAm).

Posted by Christopher Oscar de Andrés, on Monday, April 8th 2013 at 08:10 | Comments (0)

La propuesta de cambio de la política de migración responde a una cuestión de oportunismo político y económico.


LA HIPOCRESÍA DE LA REFORMA MIGRATORIA
El martes, el Partido Republicano de Estados Unidos, en voz del posible líder de la oposición al Partido Demócrata en el Senado, Rand Paul, afirmó el apoyo, cuando menos novedoso, a la reforma migratoria de la Administración Obama, que tiene como propósito normalizar la situación de irregular de los millones de migrantes, especialmente latinos, del país. Una posición, aparte de novedosa, que contrasta frontalmente con la postura de la sección ultraconservadora de Tea Party, que mantiene su discurso marcadamente anti-inmigrante.

Sorprende que el Partido Republicano se refiera a la necesidad de 'sacar de las sombras' a los millones de inmigrantes irregulares, del mismo modo que sorprendía cuando en campaña, el reelegido presidente Barack Obama hacía continuos guiños al electorado latino siendo el presidente más duro con los migrantes indocumentados. Tanto es así, que las sanciones por situación irregular pasaron de un millón de dólares en 2007 a trece millones en 2012 y, por ejemplo, con su gobierno se produjeron más deportaciones que con su predecesor republicano de George W. Bush, hasta tal punto que sólo en 2012 se llevaron a cabo más de 400.000.

LA HIPOCRESÍA DE LA REFORMA MIGRATORIA
Dadas estas circunstancias, cabría pensar en que la reforma migratoria estadounidense responde, más bien, a una cuestión de oportunismo político y económico más que a un acto de filantropía.

Asumiendo las tarifas actuales del USCIS Inmigration Service, los costes que se derivarían de un proceso burocrático de regulación migratoria de acuerdo a las tarifas de multa para iniciar el proceso, solicitar residencia y cumplimentar los formularios de ajuste y permiso de trabajo – formularios I-485 e I-765 respectivamente– superarían los 3.400 dólares, y a los que habría que añadir los más de 600 dólares que costaría la expedición de la Green Card, a cada migrante regularizado, una vez transcurrido el plazo que la reforma estime oportuno –se baraja entre 8 y 20 años– y que confiere la residencia permanente en el país.

LA HIPOCRESÍA DE LA REFORMA MIGRATORIA
En definitiva, y aceptando que la gran mayoría de los once millones de inmigrantes 'sin papeles' que hay en el país podrían acogerse a una reforma migratoria notablemente flexible, las arcas estadounidenses podrían estar ingresando en el corto plazo cerca de 40.000 millones de dólares, a los que habría que sumar los cambios tarifarios, gastos de representación, y otros derivados que no harían sino engrosar el montante final.

Un montante global de un rédito económico inconmensurable y que se servirá de una narrativa de civismo y solidaridad como la que ha acompañado a la abolición de la esclavitud en tiempos del presidente Lincoln, a la reforma migratoria de España, que sirvió para atraer a cuatro millones de migrantes a base de precarizar sus derechos sociales y contribuir a la pauperización del mercado laboral, o a las políticas prohibicionistas del tabaco, llevadas a cabo en multitud de países que, en su mayoría, sólo han surgido cuando a la calculadora del Estado le comenzó a salir más caro el tratamiento del cáncer de pulmón que los ingresos que le suponía la industria tabacalera.

En resumen, nada –y en política mucho menos– es lo que parece.

Artículo originalmente publicado en el soporte online El Espectador.com.

Autor: Jerónimo Ríos Sierra, Investigador en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.

Editor en Jefe | Editor in Chief: ChOA.

Posted by Christopher Oscar de Andrés, on Friday, March 22nd 2013 at 00:05 | Comments (0)
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